Las ideas
fundamentales expresadas en el Primer Foro Mundial por la
Transformación Universitaria, en la cual destacados participantes; como la Ministra del Poder Popular
para la Educación Universitaria de Venezuela, Dra. Yadira Córdova, El Vicepresidente del Observatorio Internacional de Reformas Universitarias
e Investigador de la Universidad Central de Venezuela Rigoberto Lanz, Juan Carlos Tedesco, Ex-Ministro de Educación
de Argentina; Álvaro García Linera, Vicepresidente del Estado Plurinacional de
Bolivia; Emir Sader, Secretario Ejecutivo Adjunto del Consejo Latinoamericano
de Ciencias Sociales (CLACSO) y Moacir Gadotti, Presidente del Instituto “Paulo
Freire” de Brasil, brindaron aportes significativos
para ahondar en lo que el pueblo y la sociedad demandan en materia de educación
universitaria.
Todos concluyen en la importancia de
adelantar una profunda transformación a la
educación universitaria en los pueblos del mundo. Y en especial los de América
Latina.
Se reflejó en el foro que la transformación
universitaria debe orientarse a la vinculación de la universidad con las
necesidades del pueblo. Esto permitirá intercambiar distintas visiones en torno
a lo que debe ser la universidad y su relación con la sociedad y con la
capacidad productiva. La universidad debe contribuir a la solución de los
problemas del pueblo pues sólo así se logra entrelazar la necesaria relación
pueblo-universidad.
Debe
estar vinculada a la creación de sociedades más justas, enmarcada en la
necesidad de los pueblos, entender las demandas populares, estar al servicio de
estos. Evitar en nuestras universidades el desencuentro en su propio sistema,
entender que la sociedad es cambiante, producir el encuentro entre la sociedad
y el conocimiento. Para transformar es necesario participar, se necesita la
relación con la sociedad, por ello la importancia de la educación popular, la universidad
no puede quedarse en las elites.
La educación universitaria debe entrar en el debate para su transformación a fin de canalizar su capacidad formadora y creadora de valores culturales de los pueblos para el cambio.
Las
universidades deben asumir la formación humana integral en sus diferentes
dimensiones: en la perspectiva de superar el activismo instrumental, el
funcionalismo reduccionista, salvaguardar la complejidad y la creación de
innovaciones sociales. Impulsar el Poder Popular, garantizando el derecho de
todos a una educación universitaria de calidad.
La
educación universitaria debe ser un bien universal, sin discriminaciones de
género, raza, cultura, socioeconómicas, de edad o de discapacidad física. La
Universidad debe constituirse como un espacio accesible a todos y contribuir a
construir una sociedad de iguales, eliminando toda forma de discriminación. Extender
la cobertura de la matrícula a toda la población, con énfasis en las
poblaciones excluidas, así como los accesos al conocimiento para universalizar
la educación universitaria con pertinencia.
Fortalecer
la investigación en el proceso educativo, que esta se conecte con la realidad
social, lo que vive el pueblo, lo que siente, lo más profundo, que se extienda y se desarrolle en
la trama social, que la universidad se
pinte de mil colores, de las necesidades
de todos nuestros pueblos y que la investigaciones sean desde su misma
realidad, Investigaciones
comprometidas y articuladas con las transformaciones que vive nuestra sociedad,
y dirigidas a resolver problemas concretos de colectivos y comunidades.
Acrecentar
la capacidad de América Latina para avanzar colectivamente, descolonizarse
mejorar el conocimiento en nuestras rutas históricas, producir
conocimientos desde nuestras realidades, fortalecer las redes colectivas nacionales
que afiancen la realidades culturales de nuestros pueblos. Cada cultura
es producto de un mundo de saberes, vivo, actuales, que tiene la capacidad de
recolectar estos saberes, descolonizar es conocer el lenguaje, producir
conocimiento en función de necesidades sociales.
El papel de la universidad es primordial, debe
impulsar e incentivar la formación docente, promover la participación
estudiantil en actividades de la comunidad e incentivar el comportamiento y los
valores democráticos. Los académicos, deben renunciar a creer que tienen
"las verdades permanentes", la primera necesidad es cuestionar sus
propias verdades, y que el proceso de construcción de verdades sea permanente
en la universidad transformadora.
Esta no
puede ir por un lado y la sociedad por otro, se deben incorporar los múltiples saberes a la calle,
los cambios del estado pueden promover la transformación académica, pero
la tarea en sus fortalezas y debilidades es de los profesores y de estudiantes.
La confianza mayor hay que ponerla en los estudiantes, porque en ellos es que
esta el fluido.
Mantener los
procesos democráticos en las universidades, la libertad como la expresión genuina y auténtica de la
verdadera democracia, en donde los espacios existentes se consideran
complementarios y no separados y contrapuestos. Se debe vencer la tensión entre
la democracia representativa y la participativa, la universidad necesita de la
participación permanente para evitar la apatía social. La transformación es
urgente y necesaria, pero sabemos que es difícil y sólo se puede dar cuando
consigamos dudar de nuestras propias certezas. La transformación es un hecho natural en el
mundo académico, las universidades no se transforman naturalmente ni
espontáneamente. "Es la presión de la sociedad es la que la induce”.
Para culminar las ideas fundamentales del Foro se resumen en que “No hay
transformación universitaria si no hay, al mismo tiempo, cambios profundos en
la forma del pensar de las partes involucradas; sólo podrá darse cuando se
consiga dudar de las propias certezas y acabar con las posiciones estáticas y
arrogantes. Ella debe nacer sobre todo en el pensamiento de los estudiantes”.
Danyra Pimentel
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