Las
instituciones de educación universitaria vislumbran hoy una necesaria
transformación que genere cambios
orientados a lo que debe ser una verdadera universidad, su relación con la sociedad y con la capacidad
productiva que permita contribuir a la solución de los problemas del pueblo y de esta manera entrelazar la necesaria
relación pueblo-universidad, insertada en las nuevas concepciones de la gerencia
del conocimiento y del desarrollo organizacional en las instituciones
universitarias. Importante la significación
de renovar las formas de aprehender la cuestión social, desde una postura
epistémica cualitativa, intersubjetiva y dialógica.
Uno de los principales
medios para afrontar el siglo XXI consiste en garantizar los beneficios de la
educación a todos, asegurando un sistema de educación universitario equitativo,
eficiente y eficaz.
La transformación
universitaria tiene como uno de sus objetivos principales desarrollar y
profundizar la democracia participativa, integrar y lograr la participación de todos los sectores que
hacen vida en las universidades, participar activamente en la toma de
decisiones, de vital importancia la integración. Desarrollar la democracia
participativa en las instituciones
universitarias del
pensamiento de todos los involucrados,
respetando y teniendo en cuenta los siguientes aspectos:
ü
La Relación pueblo-universidad
ü
La inclusión social.
ü
La autonomía universitaria.
ü
La democracia participativa
ü
El estudiante y el profesorado universitario.
ü
La calidad y la pertinencia de la educación universitaria,
ü
El diseño curricular y los programas de formación.
ü
El Diseño institucional y sistema universitario.
ü
La investigación y la transferencia tecnológica.
ü
El gobierno universitario
ü
La administración del presupuesto
universitario.
ü
La evaluación del sistema universitario.
ü
La universidad en el contexto internacional.
El verdadero
impacto de la educación está en definir y elaborar propuestas para continuar
con la transformación, en este sentido, a la Universidad le corresponde la
reorganización y flexibilización de sus estructuras académicas, dado que es el
centro de la actividad intelectual por excelencia. Estas exigencias de las transformaciones
en las formas de organizar y operar la educación en general y la educación universitaria
en particular, es la que marca los desafíos a los que se enfrentan las
universidades en la actualidad.
Es un reto para nuestra
universidad y en especial para nosotros los docentes, encarar esta
realidad en un entorno envuelto en el amor, despertando el placer del
estudiante por la labor de aprendizaje y de forma simultánea el gusto por su
vocación al enfrentarse con su realidad. En
la voz de Maturana (2002), al hablar de los valores de la honestidad como
objetivo principal de la educación, plantea que los valores sociales son actos
voluntarios, no depende de leyes, ni de ningún tipo de imposición sino de un
acto intencional; es decir, los valores se viven y se comparten, son
relacionales y convivales, no se enseñan, hay que vivirlos y testimoniarlos.
La
Universidad desde este escenario, aun mas, necesita renovar sus teorías, sus
prácticas sociales, demanda una nueva episteme, requiere de enfoques
epistemológicos abiertos, racionales, críticos, reflexivos, autocríticos,
relacionales, dialógicos, comprensivos, convivales y aptos para lograr la
reconstrucción organizacional de todos sus actores sociales, partiendo de la
complejidad de nuestros pensamientos, de nuestras estructuras mentales,
renovarlas y ubicarlas en el contexto de la realidad social contemporánea, solo
así nos encaminamos hacia una verdadera y autentica transformación
universitaria.
Danyra Pimentel
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