Una vez finalizado el estudio y análisis en este importante espacio
de diálogo sobre
las ideas presentadas por los invitados
que disertaron en el
en el Primer Foro Mundial por la
Transformación Universitaria; es necesario dar un fuerte aplauso a la iniciativa de
crear espacios de debate, dialogo y discusión de aprendizaje en esta
importante área. Las experiencias de los
investigadores consientan y nos dejan excelente material para reflexionar en lo
que debe ser la verdadera transformación
universitaria, un punto de impulso para alimentar una de las prioridades de la transformación
universitaria se centra en evitar
el desencuentro, entrar en debate, para
la transformación, canalizar la capacidad formadora, creadora y asumir
la formación humana integral que demandan nuestras universidades. Impulsar el
Poder Popular, garantizando el derecho de todos a una educación universitaria
de calidad.
Partir del acrecentamiento presente en América
Latina para avanzar colectivamente,
descolonizarnos, mejorar el
conocimiento en nuestras rutas históricas, producir conocimientos desde
nuestras realidades, fortalecer las redes colectivas nacionales
que afiancen las realidades culturales de nuestros pueblos, vincular la
universidad con las necesidades del pueblo e intercambiar distintas visiones en
torno a lo que debe ser la universidad, su relación con la sociedad, con la
capacidad productiva y contribuir a la solución de los problemas del pueblo, sólo
así se logra entrelazar la necesaria relación pueblo-universidad, el nacimiento
de sociedades más justas, enmarcada en la necesidad de
los pueblos, orientadas en las demandas
populares.
Para culminar coincido con las ideas planteado por los panelistas fundamentales
del Foro: La Universidad debe constituirse como un espacio accesible a todos en
un ambiente de tolerancia, libertad y democracia. Contribuir a construir una
sociedad de iguales, eliminando toda forma de discriminación. Enmarcada en los que el pueblos y las
sociedades demandan, y entender que “No hay transformación universitaria si no
hay, al mismo tiempo, cambios profundos en la forma del pensar de las partes
involucradas; esta podrá darse cuando se
consiga dudar de las propias certezas y acabar con las posiciones estáticas y
arrogantes. Ella debe nacer sobre todo en el pensamiento de los estudiantes”.
Esta semilla debe germinar en nuestro pensamiento y ahondar en la
participación de todos en un proceso de hermandad que dirija nuestra universidad
hacia la verdadera transformación que demanda el siglo XXI.
Danyra Pimentel
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